lunes, 22 de diciembre de 2014

La “boutade” de Montesquieu


Charles Louis de Secondat era un bromista, ese Montesquieu disfrutaba liando a todo el mundo con sus extravagancias.
Por ejemplo, lo de la separación de poderes. ¿A quién se le ocurre semejante disparate?
Bueno, a lo mejor a algunos anglosajones, siempre tan peculiares, y eso con reservas; porque a ver si en los Estados Unidos de América no es el poder económico el que acaba controlando todo o casi todo.
Desde luego aquí, en España, Montesquieu no cuela, somos bastante espabilados como para que nos la dé con queso un francés, un gabacho, para entendernos. De momento, el poder ejecutivo y el legislativo van necesariamente de la manita, son casi poderes siameses. Nuestro sistema de listas cerradas y bloqueadas permite al partido que logre una mayoría gobernar con la anuencia total del parlamento que controla. Si la mayoría es absoluta, entonces es cuando se llega a la completa perfección, pues la oposición parlamentaria pinta menos que la chata. ¿Qué es eso de los “checks and balances"? ¡Vamos, hombre!
Lo del poder judicial es diferente, pero con sus matices. Si el Consejo del Poder Judicial se lo reparten los partidos políticos, ya tenemos ahí un primer agujero, así que pasando de Montesquieu. Si, en cuanto un juez se pone un poco molesto, desaparece por arte de birlibirloque, algo huele a chamusquina. Baltasar Garzón, Elpidio Silva y nos tememos que Ruz acaban fuera de juego, qué coincidencia.
Y queda el fenómeno híbrido de la fiscalía. La reciente dimisión de Torres Dulce, que, por cierto, había sido nombrado por el Gobierno, coloca otra interrogación en el sistema. Aquí los fiscales no son electivos: una carrera, una oposición y luego designaciones al canto.

Ya digo que ese Montesquieu puede colar en alguna parte, pero aquí, ni hablar. Nosotros somos muy nuestros, ¡qué diablo!

domingo, 21 de diciembre de 2014

Pero, ¿qué podemos?


Cuando “Podemos” irrumpió en el panorama político creo que fuimos muchos los que recibimos el proyecto con simpatía; incluso muchos afiliados a otros partidos, mayormente de izquierda, claro.
La verdad es que estábamos hartos de una política tan convencional, tan gris y, sobre todo, tan alejada de la realidad y, por ende, desprestigiada ante la ciudadanía.
El nuevo partido salía a la calle, no limitaba la participación en la res pública a la mera comparecencia electoral en las fechas reglamentarias; surgía, por añadidura, con algunas raíces en el 15 M, que en mi opinión aportó algo de oxígeno a la vida política, en compañía de las mareas de distinto color, otro paso hacia la intervención cívica en los asuntos del Estado. Personalmente me ayudó a considerar positivamente la aparición de “Podemos” la presencia de mi antiguo amigo Juan Carlos Monedero.
Una vez consolidado el proyecto, tras su avance en las elecciones europeas y con el apoyo voluntario o involuntario de los medios de comunicación (que hablen de nosotros aunque sea bien), habría que plantearse algunas interrogantes sobre el particular.
¿Podemos es un partido revolucionario? No, claro que no. En ningún caso ha puesto en duda lo que llamamos “sistema”, no es, como han dicho algunos, “antisistema”. Los partidos socialistas y comunistas, así como los movimientos anarquistas, sí que lo eran en sus inicios y durante muchos años más. El partido de este Pablo Iglesias no tiene nada que ver con el de su viejo homónimo; ni tan siquiera habla de “reforma y revolución”, como Rosa Luxemburgo. Plantea retoques, algunos más profundos que otros, en las actuales fórmulas políticas, nada más. No es un partido comunista, ni tampoco “chavista”, como parecen empeñados en calificarlo unos cuantos ignorantes. Es reformista y punto. No digo estas cosas en un sentido negativo ni positivo. Constato.
¿Representa un nuevo modo de hacer política? Creo que no, con matices. Tras decantar su modelo organizativo, ha optado por un modelo más bien organicista, muy similar al de los partidos que ellos denominan “de la casta”. El matiz es que parecen intentar hacer compatible las fórmulas institucionales y orgánicas con las asamblearias. Francamente, lo veo difícil. En ese sentido, me parecería oportuno que abandonasen las actitudes mesiánicas y, por supuesto, las descalificaciones hacia otras organizaciones de la izquierda tradicional.  Por razones lógicas, pero también, por razones tácticas. La única manera de desbancar a la derecha recalcitrante del PP y satélites será casi con seguridad mediante pactos de diversa índole.
Sea como fuere, y con estas interrogantes por medio, me parece interesante que “Podemos” persista y se afiance. Desde luego rechazo categóricamente los intentos de torpedeo que sse están produciendo, nacidos sobre todo del miedo a una supuesta “inestabilidad” o “desestabilización”. De estabilidades con vocación totalitaria creo que ya hemos tenido bastante.


viernes, 19 de diciembre de 2014

PROTEGER O PROHIBIR


Recuerdo con hilaridad la tarde en que una multitud de dos personas, mi amigo Mariano y yo, fue disuelta por uno de aquellos grises malencarados: “¡Disuélvanse!”. Así lo hicimos y cada uno de nosotros prosiguió su camino hasta el bar en que habíamos quedado, próximo a la Gran Vía, lugar en el que habíamos sido “disueltos”. Yo pensaba que el siguiente gris que me parase iba a tener que decir: “¡Desintégrese!”, porque ya lo de disolverse no parecía viable.
Corrían aquellos años de franquismo que acaecieron tras la defunción del dictador. Luego las cosas cambiaron, pero parece ser que no de forma definitiva. El PP acaba de lanzarse a la piscina de la represión, mediante la aprobación en solitario de una “Ley orgánica de protección de la seguridad ciudadana”, que nos retorna a aquellos tiempos oscuros. Parece que ahora ni siquiera se pueden sacar fotos del guardia abusón, porque se ve que el Gobierno desconfía de la calidad estética de sus dignos agentes.
No entraré aquí en una crítica exhaustiva de la famosa “ley mordaza”, porque ya lo ha hecho gente mucho más autorizada. Sí que digo que cada vez que algún poderoso dice que me va a proteger, se me abren las carnes, no me siento nada tranquilo.
Lo de prohibir debe de ser una de las cosas que dan más gustirrinín a los que mandan. Les gusta decir que nos protegen, cuando en realidad lo que hacen casi siempre es protegerse a sí mismos mediante todo género de prohibiciones.
La famosa ley seca de los Estados Unidos, promulgada mediante nada menos que una enmienda de la Constitución a iniciativa del senador Volstead, en realidad lo que hacía era proteger un estatus general represivo y sumamente conservador. Su efecto más conocido fue la proliferación del contrabando, con el fortalecimiento del gangsterismo y el enriquecimiento de los traficantes durante trece largos años. Bueno, sólo es un ejemplo que se me ha venido a la cabeza.
No parece probable, sin embargo, que se decidan a protegernos de la voracidad bancaria, ni del robo sistemático a manos de corruptos y defraudadores, ni de…

jueves, 18 de diciembre de 2014

En blanco y negro

En los últimos tiempos veo mucho cine en blanco y negro. Después de darle bastantes vueltas al asunto he llegado a varias conclusiones, porque al principio no acababa de entender esta tendencia, casi obsesiva.
La razón más elemental, no por ello carente de importancia, es el valor estético y narrativo en sí de ese cine antiguo. De hecho hay más de una película reciente cuyo director ha recuperado esa eficaz manera fílmica. Así, al pronto, la “Blancanieves” de Pablo Berger, excelente en mi opinión.
Ya digo que estoy viendo mucho Bogard, mucho Spencer Tracy , mucha Katharine Hepburn… Y muchísimo Hitchcock del más rancio. Sin olvidar, claro está, a Orson Welles.
Me parece que las luces, los contrastes y las presencias fílmicas en general ganan mucho realce con esta forma de expresión, resultan muy auténticos.
Luego se me ocurrió otro motivo, algo más sofisticado, estrambótico si se quiere: ¿no estaremos viviendo una realidad en blanco y negro? Pero ahora lo digo en sentido negativo; todo tiene sus pros y sus contras, o sus sombras y sus luces, como correspondería al asunto.
Un País sin coloración, gris, opaco, gobernado por personas igualmente incoloras y más que insípidas. Ésa es la negativa percepción que creo compartir con bastantes amigos y gentes políticamente afines.

Un poco de arcoíris, por favor, algo de luminosidad por alguna parte, que ya va haciendo falta.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Ya dije que estaba haciendo pruebas. De momento, sin gran éxito. probando, probando...

Éste tipo es el gran Arlequín don Esteban. Excelente imagen para ir probando.

martes, 16 de diciembre de 2014

Asno recuperado

Estoy probando a recuperar mi viejo y querido blog. Por el momento, pruebas.