miércoles, 30 de marzo de 2016

HYBRIS


Esta confusa noción ha sido estudiada por numerosos expertos en diversas materias. Sófocles la deja algo confusa en sus tragedias y Demóstenes se refiere a ella con no mucha mayor claridad.
En cualquier caso se trata de una desmesura, un sobrepasar la propia condición para acercarse insensatamente a la de los dioses o seres superiores de cualquier índole. Es la soberbia, una soberbia irracional, lindante con la demencia, la que hace a los hombres, o a las mujeres; nada de discriminación, ponerse el mundo por montera, liarse la manta a la cabeza y cosas así. Es que en castellano la noción de hybris viene expresada en términos así de vulgares.
En términos políticos no es infrecuente ver a alguno (o alguna, nada de discriminar) hincharse, como en la fábula de la rana y el buey, y, ante la perplejidad de los circunstantes, proclamarse aspirante a no sé qué o candidato a no sé cuántos. Y ello con un escaso o nulo conocimiento de sus capacidades y limitaciones reales. ¡Ancha es Castilla, que el rey paga!
La oportunidad o inoportunidad le importará un pito, las consecuencias de sus actos no habrá sido convenientemente calibrada por el sujeto.
Estos desmesurados personajes suelen actuar malaconsejados por los inevitables oráculos, o excesivamente jaleados por los pelotas o tiralevitas; ya, lo que faltaba.

En la tragedia antigua estas conductas acaban en catástrofe, como es bien sabido. En la vulgar cotidianeidad suelen desembocar en simple batacazo. 

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