miércoles, 17 de diciembre de 2008

POLÍTICAMENTE CORRECTO



Lo políticamente correcto consiste, así, ojo de buen cubero, en cogérsela con papel de fumar.
Parecido a lo que cuenta el Infante don Juan Manuel en uno de sus relatos:
-Señor conde -dijo Patronio- un moro tenía una hermana tan mirada que, por cualquier cosa que veía o le hacían, daba a entender que sentía miedo y espanto. Era tan delicada que, cuando bebía en unas jarritas que tienen los moros, como el agua suena entonces un poco, decía que le entraba tanto miedo con el ruido que estaba a punto de desmayarse.
Su hermano era muy buen muchacho, pero muy pobre, y, como la pobreza obliga a los hombres a hacer lo que no quieren, aquel joven tenía que ganarse la vida de modo muy vergonzoso, pues, cada vez que se moría alguien, iba de noche al cementerio y le quitaba la mortaja, así como las ofrendas funerarias. Así se mantenían su hermana, él y toda la familia. Y la muchacha lo sabía.
Una vez murió un hombre muy rico, al que enterraron con lujosos vestidos, alhajas y cosas de mucho valor. Cuando se enteró su hermana, le dijo que quería acompañarle aquella noche para ayudarle a traer todas las riquezas con que lo habían enterrado.
Estando ya muy oscuro, se fueron el mancebo y su hermana al cementerio, llegaron a la tumba del difunto y la abrieron, pero, cuando le quisieron quitar los ricos paños que vestía, vieron que no podían hacerlo sin cortarlos, o bien, rompiendo la cerviz del difunto.
Al ver la hermana que, si no le quebraban la cerviz al muerto, tendrían que romper las ropas, con lo cual perderían todo su valor, cogió con sus manos la cabeza del difunto y, sin compasión y sin pena, la separó del cuerpo, que descoyuntó todo. Luego le quitó ella las ropas que vestía, así como las riquezas, y se marcharon los dos.
Mas al día siguiente, cuando estaban comiendo, al beber agua, la jarrita empezó a sonar y la mora dijo que iba a desmayarse por aquel pequeño ruido. Cuando su hermano lo vio y se acordó de la frialdad y de la indiferencia que había demostrado al descoyuntar la cabeza del muerto, le dijo en árabe:
-Aha ya ohti, tafza min bocu, bocu, va liz tafza min fotuh encu.
Lo que quiere decir: «Ay, hermana, os asustáis del sonido de la jarrita, que hace gluglú, y no os dio miedo la cabeza del muerto». Esta frase se ha convertido en un refrán, que utilizan mucho los moros.

Ya empezando por lo de “moro” nos encontramos con una grave incorrección política, porque Patronio tenía que haber dicho “magrebí”, “norteafricano”, o alguna chorrada semejante. Aunque luego al “moro” lo matasen a palos en la frontera de Melilla, o cascase deshidratado en una patera frente a las Canarias; pero, eso sí, en la digna condición de “magrebí”, y no en la infamante de “moro”.
Pues, si hablamos de “negros”, todavía estamos metiendo más la pata. Se trata de “subsaharianos”. Ni un sólo “negro” pulula muerto de hambre y de frío por los olivares de Jaen o por la huerta de Murcia. Andan jodidos, pero son “subsaharianos jodidos” y no “negros jodidos”.
Hay que estar en lo políticamente correcto, sea en el lenguaje, sea en la conducta. Por ejemplo, sería muy conveniente que el en corredor de la muerte de las cárceles de Estados Unidos los condenados tuvieran prohibido fumar, o, al menos, que en los paquetes figurase el lema: “fumar puede matar”; o “fumar perjudica seriamente la salud”.
Respecto a los torturadores que persisten en diversos países, habría que obligarles a utilizar guantes clínicos para desempeñar su trabajo.
Es complicado, pero se ve que resulta imprescindible hacer y decir las cosas de manera POLÍTICAMENTE CORRECTA.

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