sábado, 3 de octubre de 2009
LA DESCORAZONADA
Reconozco que he pasado un tiempo (¿semanas, meses…?) sumido en la perplejidad.
No entendía por qué había tanta gente enganchada a la manecita de colorines con que alguien pensaba atrapar las Olimpiadas de 2016. No entendía por qué se habían juntado un montón de fulanitos en una plaza para ponerse encima del coco una cartulina de color. No entendía por qué unos políticos que se pasan la vida poniéndose a parir mutuamente, que llegan hasta el insulto con extrema facilidad, que no se aguantan entre sí, andaban por ahí pegando brinquitos, asidos de la mano en místico corro de la patata.
Llegué a pensar que el que estaba fuera de lugar era yo mismo, porque el hecho de que Madrid fuera, o no, sede del evento me la traía completamente floja.
Fue entonces cuando me planteé aportar algo al entusiasmo colectivo, alguna sugerencia, por lo menos. Por ejemplo, proponer que en los cinco aros olímpicos fueran sustituidos por cinco castizos churros artísticamente enlazados. O que las carreras de obstáculos normales fueran reemplazadas por carreras de obstáculos urbanos, para aprovechar olímpicamente el cúmulo de vallas y zanjas que adornan la capital. Tenía que hacer algo, o iba a quedar como un puto apátrida.
Al final no ha hecho falta, porque la corazonada ha derivado en cardiopatía (espero que leve). Qué alivio.
Abstracción hecha del cúmulo de recovecos políticos y económicos que desvirtúan el viejo sentido del olimpismo, debo confesar que yo me veo en la tele todas las pruebas que puedo, porque me gusta mucho el atletismo y me entusiasman ciertos deportes olímpicos. Pero prefiero no imaginarme el cacao que se iba a montar en Madrid, si llega a caer el momio. Esta ciudad lleva el caos en la masa de la sangre y no hay regidor que sea capaz de conjurarlo. Desde luego la actual Corporación, ni por pienso.
Claro está que había alguna gente que pensaba ponerse las botas a cuenta del festejo; pero creo que no es mi caso y me atrevería a afirmar que tampoco es el caso del noventa y pico por ciento de mis conciudadanos. Así que a mi plin.
Ahora, eso sí, a aguantar las diversas “lecturas” de la pérdida de Alhama, que ya van siendo abundantes y pintorescas por demás. Paciencia.
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1 comentario:
Bueno, a ver si ahora aflojan con lo de los impuestos a los sufridos ciudadanos del foro.
Y a mí todo lo que sea castizo me parece dabuten.
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