domingo, 21 de marzo de 2010

GOBERNABILIDAD



En eso si que se han puesto de acuerdo. La Ley Electoral está bien como está y no vale la pena tocarla para nada. Es decir: “la bendición de San Comamos, que no vengan más de los que estamos”.
¡Bienvenido, Mister D’Hondt!
Eso y que “el que parte y reparte se lleva la mejor parte”. PSOE, PP y CiU sonrieron beatíficamente y decidieron perpetuar un sistema electoral perfectamente viciado, que prima descaradamente a los gordos y deja en la puta miseria a los pequeñajos; incluso a los menos gordos. Y la prensa, pasando como el gato por encima de las ascuas. Por añadidura, listas cerradas y bloqueadas; o sea: atado y bien atado.
Gobernabilidad. Ésa es la palabra. Todo en pro de la gobernabilidad, nada de desbarajuste pluralista, que probablemente nos conduciría al caos. Así debieron de pensar prohombres de la política, eminentes politólogos como Franco, Stalin, Hitler, Mussolini o Tito. Claro que ellos lo llevaron un pelín más lejos, porque en lugar de marginar a sus opositores políticos, los eliminaron, incluso físicamente, si es que así lo exigía la gobernabilidad.
La política no tiene por qué ser necesariamente el reino de la mezquindad, el bonito juego del reparto de la tarta. Ejemplos hay de gente que se dejaron el pellejo por su honestidad en ella. Por no mentar a nadie, Rosa Luxemburgo, Andreu Nin…
¿Quién se acuerda de estos despistados en los tiempos que corren?

1 comentario:

RGAlmazán dijo...

Tal cual. Aunque D'Hont tiene que ver, lo que más daño hace es que la circunscripción sea la provincia y que el número mínimo --salvo Ceuta y Melilla que tiene derecho a un diputado--, sea de dos diputados. A eso se suma la ley D´Hont y ya está el lío armado.

Salud y República