Lo que sucede es que este prohombre de la cultura anda algo atrasado de noticias y no ha caído en la cuenta de lo avanzadas que están la genética y ciencias afines. Tampoco se ha empapado de la antigua doctrina de la predestinación, que tanto fruto propició a los “Monsieurs de Port Royal” y jansenistas menos ilustres.
El plan de controlar a los escolares con reválidas a partir de la educación infantil, pasando por la ESO y el Bachillerato no es malo, pero se puede mejorar muchísimo y también abaratar sus costes, ya que estamos en lo de ahorrar a toda costa. Lo suyo sería que, recién nacido el futuro educando, se procediera a un inmediato análisis de su ADN, una rigurosa inspección de su genoma. La comisión de especialistas recomendados por el CSIC, con “Nihil Obstat” de la Conferencia Episcopal, podría emitir dictámenes desde ya:
- El mono éste va a ser más bien corto de entendederas, así que al peonazgo no cualificado.
- Pues mira, esta otra cosilla va a tener un talento fabuloso, va a ser lo que se dice una Montoro, o una Cospedala.
- Pues que acceda al supremo saber, si es que su familia es capaz de costearlo.
- Esto… ¡Uy esto! ¡Menudo petate!
- Pues… ¡Al wertedero!
Los obispos no pondrían ninguna pega, porque nacer, nacería todo el mundo, nada de aborto. Lo que luego pasara con el neonato ya sería cosa suya.
Respecto al curriculum escolar, también me parece que se puede mejorar el proyecto. El quid de la cuestión son las materias “instrumentales”, tal que la informática y el inglés. Hay demasiada asignatura inútil. ¡Mira que aprender literatura, música o artes plásticas a estas alturas!
La propuesta razonable, el auténtico nudo gordiano, sería reducir todo el programa escolar en todos los niveles a una sola materia: INFORMÁTICA EN INGLÉS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario