sábado, 27 de enero de 2007

AZNAR: CONSEJOS VENDO...



Eso: “consejos vendo, para mi no tengo”. Ojo, que no es el único ex- que se dedica a profetizar, a pontificar y a largar por esa boquita de piñón. Siempre con el requisito previo de afirmar categóricamente que uno se retira de la política, con el objeto de dedicarse de lleno a la floricultura, al futbolín, o a la metafísica, que siempre había sido lo de uno, si no llega a ser por el alto grado de responsabilidad que le impulsó a uno a ponerse al timón de la nave del Estado, o del municipio, o del ministerio, o de lo que sea.
El caso Aznar es, como dicen ahora, emblemático, incluso patético y, en ocasiones, sísmico. Yo creo que este hombre está demasiado politizadito.
En fecha reciente acaba de soltar una sarta de consejos sobre cómo acabar con el terrorismo (Kursaal, San Sebastián), lo que resulta conmovedor y sorprendente, dado que:
a) Durante su mandato se registró un auténtico record de acciones terroristas perpetradas por ETA, con resultado de muerte en una gran parte de ellas.
b) En lo que respecta al llamado “terrorismo internacional”, el señor Aznar se enganchó del bracete con don George Bush y don Tony Blair, con el brillante saldo de todos conocido.
Entonces, digo yo, que, como poco, tenía que estarse callado y no seguir soltando intemperancias en ese tonillo apocalíptico que ha ido fomentando desde que ya no es Presidente del Gobierno.
Para redondear la faena, no se le ocurre mejor cosa que afirmar tan campante que en la lucha contra ETA no es conveniente contar con el legítimo Gobierno de la autonomía vasca, precisamente el territorio más directamente afectado por el terrorismo de sello abertzale. Entonces, ¿a quién hay que llamar? ¿Al excelente paparazzo aficionado Presidente de la Rioja?
Nota bene: a mi lo del nacionalismo no me gusta nada de nada, máxime cuando reviste esos apolillados tonos sabinianos; pero ahí está, y ostentando la máxima representación de los vascos, me divierta o no.
El ciudadano Aznar, o fuma cositas raras, o goza de una inverecundia, o poca lache, que diría un caló perspicaz, digna de mucha mejor causa. Por cierto: ¿cuál es su causa? ¿Arruinarle aún más la vida a Mariano Rajoy? Como si no tuviera bastante con Zaplana y Acebes para meterle en la camisa de once varas que cada día le está ahogando más.

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