domingo, 11 de marzo de 2007

BUENO Y AHORA, ¿QUÉ?







Finalizó la gran parada del Circo Rajoy (o Circo Aznar, que eso no está nada claro) y parece que no fue tan grande como pretende la desaforada señora Aguirre, pero no es cuestión de meterse en jarabes de cifras, que para eso ya está ella.
Lo que sí resulta patente es que los que acuden a estos desfiles gozan de una mala baba muy notable y que su sentimiento más claro no es precisamente de piedad hacia las víctimas, ni cosa por el estilo. A través de la radio pudimos escuchar expresiones de odio y violencia verdaderamente repulsivas. Supongo que la mayoría de estos patriotas también se declararán fervientes cristianos. Pues no me pega el don con el Tiruleque, oiga.
Creo que el PP se equivoca de medio a medio con su actual política de agitación y radicalización, porque toda radicalización implica necesariamente un descenso en el número de partidarios, exceptis excipiendis. Y que conste que yo me alegro de que así sea, por lo que respecta al futuro inmediato en las urnas; pero me disgusta sinceramente que este País no consiga de una vez por todas una derecha civilizada y democrática, que es lo que muchos de los antiguos rojos moderados de antaño deseábamos allá por los remotos años de la transición. Nada, que no hay manera, que la cabra tira al monte.
Supongo que el líder cósmico y su cuadrilla tendrán en este momento un subidón de no te menees, porque, eso sí, baño de multitudes se lo han dado, si bien no tengo nada claro a dónde les conduce eso.
De momento, opino que habrá que bajarles los humos un poco, y creo que sólo existe un camino a ese fin y efecto:
TODOS A VOTAR.
Queridos amigos de la izquierda escéptica y abstencionista: pasad de purismos y otras pulsiones individuales, porque es el momento de llevar las aguas a su cauce y, hoy por hoy, el cauce está en las urnas, las que se abrirán en mayo con motivo de elecciones municipales y autonómicas.
A mi, al menos, no se me ocurre otra manera.

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