sábado, 19 de mayo de 2007
GALLARDÓN EL BIENAVENTURADO
Para mi que este hombre tiene bula, licencia para mandar, bendiciones apostólicas, inmunidad bacteriológica, título de mister Universo y tratamiento de serenísima en todas estas repúblicas, islas y tierra firme. ¡Qué tío!
No se le ocurre mejor cosa al infeliz de Miguel Sebastián, que meterle un dedito en el ojo a don Alberto, ¡y la que se ha liado! Y eso que el dedito iba enguantado en seda y no le ha producido a su destinatario ni tan siquiera una leve conjuntivitis.
A Zapatero le tratan de cómplice infame de ETA y no sé cuántas villanías más, y a todo el mundo le parece lo más natural del mundo; a Gallardón le insinúan si hubo o no algún devaneillo inmobiliario con esa señora, y se arma la de Dios es Cristo. ¡Cosas veredes!
A mi don Gallardón me causa una admiración sin límites por ése y por otros motivos. Por ejemplo, por su presencia de ánimo, cuando para la débil estocada de su oponente con ese recurso a la “vida privada”. ¡Ni que le hubieran preguntado si se acostaba o no con la malaya en cuestión, pero qué morro!
Y, como traca provisional (creo que no va a ser final) del evento, la columna Polanco, supuestamente afín a los sociatas, cierra filas en defensa del monterilla madrileño con más ahínco que los proverbiales héroes del dos de mayo contra la gabachada.
Pues, como uno ya no cree en los gnomos y escasamente en los carismas, digo yo que algún pequeño interés tendrá el insigne Polanco con don Alberto. O, si no, átame esa mosca por el rabo.
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