jueves, 1 de noviembre de 2007

¡ TODOS A BEATIFICAR!




Hay que aprovechar este momento bonancible de la Iglesia Católica en el asunto de las canonizaciones y beatificaciones. ¿O es que somos tontos? ¿O es que no sabemos que la ocasión la pintan calva?
La Iglesia en cuestión ya tiró el chupinazo con la canonización a toda pastilla de San Josemaría Escrivá de Balaguer, a quien llevaron a los altares en volandas y sin hacer grandes averiguaciones. Claro que el santico no andaba por el Vaticano sin enchufes ni recomendaciones. El que tiene padrinos se bautiza, oiga.
Ahora 498 mártires de la furia roja antes de y durante la Gloriosa Cruzada del Generalísimo Franco (por cierto: ¿para cuando el proceso de canonización de este glorioso baluarte de la fe?) han sido beatificados de una tacada, sin parar mientes en si alguno de ellos no sería un pelín torturador, u otro no sería un obispete animador de los pistoleros fascistas. Tampoco hay que andarse con tanto remilgo, qué puñeta.
Pues nada, que aquí, en el blog éste, nos hemos animado y vamos a iniciar una amplia campaña de beatificaciones, porque ya se ve que los de la Congregación de los Santos están en racha. Y, ya puestos, propondremos la beatificación y, la canonización posterior, si a mano viene, de personas VIVITAS Y COLEANDO.
Todos nuestros hipotéticos lectores pueden hacer sus propuestas y, naturalmente, sus donativos, porque creo que esto puede costar un dinerillo.
Hoy, para ir haciendo boca, propongo que empecemos por Lorena, que no es la de la foto, pero tiene un parecido. Su condición de mártir viviente queda precisa y claramente definida, ya que es actriz y encima pone copas en su bar “El Tío Vinagre”, donde soporta a gente atroz, como mis selectas amistades y yo mismo.
Luego, ya iremos viendo. Podemos pensar en beato Federico Jiménez Losantos, víctima de la despótica dinastía juancarlista (caso afín al de don Tomás Moro mártir bajo el atroz Enrique VIII) y más que se nos ocurran en el momento procesal oportuno.

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