viernes, 11 de enero de 2008

¿LA ECONOMÍA, CAPULLOS, LA ECONOMÍA...?



Permítanme parafrasear una vez más, entre los miles que ya lo hicieron, la expresión atribuida a los asesores de Clinton en su campaña electoral. ¡El huevo de Colón, el nudo gordiano, la rebimba en bicicleta! El tío debió de quedarse calvo tras alumbrar semejante axioma.
En estas tediosas fechas pre-electorales, la oposición de derechas parece haber descubierto la pólvora (o el amonal) y sustituye su anterior cantinela patriotera del terrorismo zapateril y su indudable connivencia con ETA por la cuestión económica. Aprovechando, parece ser, que el Pisuerga pasa por Valladolid.
No es cuestión de reprocharles que intenten sacar naipes de la manga, porque en vísperas de elecciones cada cual se agarra a lo que puede, como es fácil comprobar por los accesos de radicalismo independentista de los partidos nacionalistas más moderados. En la guerra, como en la guerra.
Sin embargo, hay algo que falla en los ataques de Arias Cañete y de Pujalte, me parece a mi.
En primer lugar, cualquiera sabe que los procesos económicos en este nuestro mundo globalizado, otorgan un escasísimo margen de maniobra a los Gobiernos de los Estados, incluso a los más poderosos. Normalmente se encuentran con un pastel cocinado y servido, al que sólo cabe añadir un poco más de almíbar o unas gotitas de licor. Todo , o casi todo, depende de la chamba que te caiga, o del marrón que tengas que comerte. Incluso el propio Banco Central Europeo (o el Bundesbank, si se prefiere) está sujeto a unas leyes al parecer inexorables o preternaturales, que naturalmente no lo son, pero lo parecen. ¿Quién mueve los hilos de esta oscura providencia? Si ustedes lo saben, por favor, me lo cuenten.
Supongo que los dirigentes del PP no seguirán anclados en la utópica autarquía que pretendió su añorado Generalísimo, aquella luminaria de la economía y las finanzas. Pero, si no es así, que hagan el favor de reconducirse y no intentar tomarnos el pelo.
Por añadidura, parece ser que esas queridas nenas que llamamos variables macroeconómicas y son el índice de la salud o pochez de las naciones y los pueblos, no llegan a presentar ni tan siquiera unas decimillas de fiebre. De hecho, estos caballeros, anuncian en sus programas rebajas importantes de los impuestos y numerosos servicios sociales. Si la cosa estuviera tan peluda, ¿de dónde diantres pensarían allegar recursos para semejante desembolso? Lo normal, en un negro panorama económico, sería reclamar un apretón de cinturón para salir del pozo.
Total, que no me convencen en absoluto.
Apostilla: me ha encantado el último discurso de Rajoy sobre la protección a la familia que piensa practicar, si gana las elecciones. Ahí se le ve alineado con las tesis de los Señores Obispos. ¡Pero qué guiño más picarón!

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