domingo, 6 de enero de 2008

RAZAS RACIALES




Mi abuelo el notario catalán sufrió un ataque de apoplejía después de la escudella. Y no fue porque se atiborrase del potente y sabroso plato, que lo hizo; sino porque, en un arranque de necia sinceridad, la abuela le reveló que los garbanzos eran de Fuentesauco (Zamora) y no legítimos catalanes. Igualmente, mi primo Patxi se encerró en su habitación llorando a lágrima viva durante varias semanas, al descubrir que el paño de su txapela procedía de Béjar (Salamanca). ¡Una prenda de cabeza que le había acompañado media vida!
Son fenómenos puntuales, pero claramente significativos. Por ejemplo, el asno que ornamenta esta pequeña crónica familiar es un burro catalán. Espero que ningún bárbaro lo haya confundido, por ejemplo, con un burro manchego. Y eso que hay gente a la que lo mismo le da ocho que ochenta.
Uno de los eventos más interesantes de las pasadas navidades se produjo con la reivindicación de selecciones de fútbol autóctonas. Qué duda cabe sobre que la principal seña de identidad de los pueblos la constituyen sus equipos de fútbol. Cierto que de los veintitrés jugadores del Barça, no menos de quince son extranjeros y hasta hay algún riojano y algún albaceteño infiltrados. Pero es que una cosa es el negocio y otra la patria; no comencemos a mezclar churras con merinas.
En mis contados ratos de tele navideña, me fue dado contemplar el despliegue de banderones y el derroche de emociones patrióticas que se desplegaron en ocasión tan emblemática, por utilizar una palabra moelna e idónea. Luego hubo tipejos faltos de sensibilidad étnica que hasta se lo tomaron a coña. ¡Majaderos!
Desconozco en qué términos va a convocar el señor Ibarretxe su anunciada consulta popular, pero supongo que en el pequeño cuestionario que proponga no dejará de incluir la pregunta: “¿Es usted partidario de instituir con carácter excluyente la Selección Euskaldún de furgo? En caso contrario, será usted un maketo de mieda”.
Un día de estos voy a enterarme de qué es una nación y entonces voy y se lo cuento a ustedes. De momento, sigo con la intriga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu abuela...también...que oportuna. chin chin con cava !