domingo, 13 de enero de 2008

TULIO OSVALDO SCIOPPERO



Ya son bastante conocidos los métodos de epibiótica actoral planteados por Tulio Osvaldo Scioppero hacia la década de los 90 del pasado siglo en su “Biolaboratorio del actuante” y esparcidos por todo el ámbito del aprendizaje escénico de América Latina y Europa por sus discípulos y seguidores. Como fructífera superación de la noción grotowskiana del “actor santificado”, Tulio Osvaldo va más allá propugna la idea de “actor crucificado”; si Eugenio Barba se refiere a las acciones extra-cotidianas, Tulio Osvaldo insiste en las “actancias extracorpóreas”.
Hoy, superados algunos bloqueos frente a la corrección ortográfica, Tulio Osvaldo Scioppero ofrece a los lectores especializados su “Morfología de la Escénica Errática”, un mágico compendio de su larga trayectoria en la investigación teatral. Su colaborador directo a lo largo de estos años Oscar Añoso Picci (cariñosamente conocido por el apodo “Estrabinski” a causa de su pronunciado estrabismo o bizquera) se ha esmerado recopilando notas y más notas del maestro, quien tenía por costumbre esparcir su sapiencia con una prodigalidad ejemplar. Así cuenta el buen y abnegado Estrabinski: “acá, allá, mirá, flaco. En servilletitas de la cantina, en retacitos de “La Nación”; mismo en – perdoná – el rollo de papel de los servicios. ¡Pucha si fue pinche laburo!”.
Sería tarea de enorme complejidad definir la “escénica errática” de Scioppero en un espacio tan reducido como el que la mezquindad de esta publicación me otorga. Parece, sin embargo, inexcusable, enunciar al menos las famosas seis reglas de la “implantación biotécnica del exteriorizable”, enunciadas y ampliamente desarrolladas en el opúsculo del Maestro, que
– añadiré – ya puede ser adquirido en las librerías más importantes de Tucumán y Rosario a precios muy razonables.
Estas seis reglas, tal y como vienen muy bien escritas en una de las primeras páginas del librito, son:

1. Regla de la retrospección deflactante
2. Regla de la deslectura afrentosa
3. Regla de la recomposición ojimétrica
4. Regla del inconmensurable desparpajo
5. Regla del mosqueo trascendente
6. Regla del juanpalomo autista

Parte de la trascendental obra de Scioppero presenta inexplicables afinidades y alguna que otra monstruosa contradicción con los trabajos de mi propio y llorado maestro Szopenko, al que, si Dios no lo remedia, dedicaremos más de una página en ese Asno de Oro.
Item más, si me da por ahí, desarrollaré algo las seis famosas reglas, porque hay gente que no se aclara con su mero enunciado. También puede darse el caso de que la Diosa Juno me ilumide desde su lejanía y aporte algún dato relevante sobre la doctrina de Tulio Osvaldo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo lo que creo que es que a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. No obstante, y después de haber sentado mis reales de forma tan refranera, aclararé que empiezo a estimar necesaria la publicación a modo de Catón sobre todas estas tecnicarrajas que pueblan nuestro gran teatro del mundo.

Este conocimiento inspirado e intrínseco de la situación tiene que quedar plasmado en pergamino del bueno, digo. Cuando uno es capaz de crear "universos propios", pero de los de verdad, hay que volcarse en el tema a conciencia, a ver si nos podemos salir un poco de éste.