sábado, 7 de febrero de 2009

COMISIONES Y POLISEMIA



La polisemia es una condición del lenguaje en algunas ocasiones ventajosa y, en otras, sumamente falaz y traicionera.
Por ejemplo, si un Gobierno proclama que los bancos tienen que echar un cable para salir de la crisis, los señores Botín y amiguetes pueden llamarse andana con toda tranquilidad. Ellos habían entendido que, por alguna extravagante razón, se apelaba a los cardúmenes o bancos de peces para que ayudasen a tender un grueso cabo de esparto o alambre (cable), con el objeto de paliar el momento álgido de una enfermedad o dolencia (crisis). Cuestión de polisemia.
Los héroes de las finanzas se fueron a repartir dividendos más anchos que largos, murmurando muy apesadumbrados sobre el extremo desvarío económico que aqueja a la Administración.
Así le aconteció al Diputado Sangonera, cuando recibió una llamada en su móvil encriptado y renovable:
- Oye, Sangonera, aquí El Gabinete: que dice la Jefa que quiere hablar contigo de forma urgente y hasta perentoria.
- ¡Cielos, qué circunstancia tan aflictiva! ¡Ella, la implacable! Juro por mis niños y por mi Audi que no mantengo trato o relación alguna con el innombrable municipal…
- Que no es eso capullo, que no es eso…
- ¿Entonces? Decid, a dicha, con qué objeto me reclama. Soy su esclavo, su más abyecto siervo, su…
- Comisiones, so vaina, comisiones.
- ¡Cielos, qué alivio! Veamos: ¿Euros o Dólares? ¿Cuantía…?
- Creo que no lo has pillado, mequetrefe.
- Claro, claro. Discreción obliga, je, je… ¿En Suiza, o en las Caimán?
- Sigues errando, parvulillo. Espeso te vemos a la sazón.
- ¡Ya sé! ¡Comisión de fiestas! La gestión de eventos no deja de procurar, en ocasiones, pingües ganancias. ¿Cuándo, dónde?
- En el Parlamentillo, criatura. Comisiones de indagación. Te cayó la china, pringadete.
- ¡Ínfimo marrón, a fe mía! Al menos, me serán dictadas las pertinentes conclusiones en detalle y sin lugar a error… Infiero.
- Obvio, polluelo, obvio. ¡A la nebulosa, siempre a la nebulosa!
El Diputado Sangonera, hombre reflexivo por demás, anotó en su cuaderno de pensamientos y paradojas: “la semántica… ¡Qué putada, la semántica!” Y mandó llamar al chófer de su coche oficial, porque tenía una comida de trabajo con algunos empresarios amigos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Oye, y esos de la foto ¿quiénes son?

Asinus dijo...

Una comisión de fiestas elegida al azar. ¿A que son muy guapos?

Anónimo dijo...

Genial esa micro-pieza de teatro