sábado, 28 de febrero de 2009
PRIMUM PRIMI
Comprendo que los partidos políticos y, en particular, el PSOE vasco, hayan tenido que decir con la boca chiquita que lo de cargarse a mazazos una herrikotaberna no está bien, que eso de tomarse la justicia por propia mano no es lo correcto en democracia, etcétera, etcétera.
Pero también comprendo la oleada de solidaridad desatada a favor del ciudadano Emilio, el tío de la maza.
La reacción primaria de un sujeto al que le acaban de joder su piso recién arreglado, en nombre de los nobles ideales patrióticos de una panda de gamberros armados, resulta acreedora de la simpatía de un montón de gente.
Que la citada panda de gamberros tenga, por añadidura, la desvergüenza de amenazar y motejar de “fascista” al elemental justiciero de Lazkao, incrementa inevitablemente la simpatía por este hombre.
Creo que todos, la inmensa mayoría de los españoles, vascos o no, estamos hasta el gorro de la insufrible chulería de esas pandillas de delincuentes, que se permiten todo tipo de desafueros con no sé qué confusa cobertura ideológica. Y aún me atrevo a pensar que a más de uno le apetecería arrearle una buena somanta a cualquiera de estos macarras, si le cayera a mano la ocasión.
Pues claro que eso no está previsto en las reglas del juego democrático, pero tampoco está previsto que esos tipos anden por ahí pavoneándose y haciéndoles la vida imposible a sus convecinos.
El ambiente de terror mafioso que se vive en muchos puntos del País Vasco y Navarra está siendo excesivamente tolerado por las autoridades de distintos ámbitos. Por ese motivo la reacción catártica en muchos conciudadanos nuestros tiene su explicación.
Y, desde luego, no es lo mismo una conducta deliberadamente violenta e intimidatorio, como la de ETA y su mariachi, auténticamente fascista, que la reacción primaria de un ciudadano cabreado. Como mucho, inadecuada.
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