viernes, 15 de mayo de 2009
PERIÓDICOS DE BARRIO
Parece ser que la prensa tradicional en papel está ardiendo. Es que el papel arde a 451 grados Fahrenheit (232,78 centigrados), como es bien sabido. En este caso, más que de temperatura ordinaria, hablaríamos de temperatura mediática, pero ahí está la hoguera.
Las versiones digitales de los rotativos parece que tampoco van demasiado bien. Prueba de ello es que han tenido que apearse del pago para acabar ofreciendo gratis todos sus contenidos. La verdad, sin entrar en profundos análisis de medios, es que resultan bastante aburridos y no se adaptan ni a tiros a los lenguajes propios de la red; siguen reproduciendo a piñón fijo las viejas fórmulas del papel.
A mi solía gustarme mucho leer el periódico tranquilamente, sobre todo sentado en un café o en alguna terraza; sólo que casi nunca hay tiempo para semejante lujo. Quiero decir que no me alegro nada de la crisis de la prensa en papel.
Un reciente descubrimiento me ha consolado algo en esta penosa debacle: periódicos de barrio en la red. Gracias a uno de mis vagabundeos por el internet, descubrí “somoscentro” (http://www.somoscentro.com/)y, luego, “somosmalasaña” (http://www.somosmalasana.com/). Una visita del periodista Antonio Pérez me confirmó en el interés de la idea, así que la proclamo en este panfletillo.
Este periodismo de proximidad me parece que puede tener futuro, porque, entre otras virtudes, tal vez llegue a romper con las informaciones únicas sobre asuntos únicos. Por añadidura, puede ayudar a reconstruir un vínculo de convivencia tan importante como el barrio, que poco a poco iba siendo deglutido por la ciudad macro con sus lamentables cualidades de despersonalización y deshumanización.
Un sujeto como yo, que compra por sistema en las tiendas tradicionales, se corta el pelo en la barbería de toda la vida y frecuenta la tasca de la esquina, tiene que aplaudir (tal vez en su ingenuidad) iniciativas de este tipo. A ver cuando nace “somoslavapiés”, que es mi barrio.
Deseo de todo corazón a los promotores de estos inventillos que no les falle el tesón (ni la financiación, que no es moco de pavo).
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1 comentario:
Nada, nada, Guillermo: el papel a la papelera, que hay que ahorrar àrboles. Ni de barrio, ni de kiosco. Y no por orden del mando, sino por la evolución de las cosas, que siguen la doble línea del máximo ahorro y mínimo esfuerzo. Austria ya ha suprimido el servicio de telegramas. El BOE ya sólo se ve en la red. Hay un montón de cosas que quedarán reducidas a la mínima expresión: correos, felicitaciones de navidad, cartelería, publicidad por octavillas, las instancias, los registros, ¿por qué no los periódicos y una buena parte de los libros? Lo impreso sobrevivirá por dos vías: a) los servicios mínimos para casos inevitables; b)los gabinetes de curiosidades.
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