martes, 28 de julio de 2009

TIPOS LISTOS



Parece ser que la última encuesta del CIS presenta una magra ventaja del PP sobre el PSOE en esto de la intención de voto. La ingenua reacción de los favorecidos por la diosa Estadística ha sido antológica; pero no menos pintoresca la de ciertos medios de comunicación. Me refiero a los que manifiestan asombro, casi estupor, ante la indiferencia del respetable por los casos de corrupción que cercan al partido de derechas. Ni Gurtel, ni Camps, ni nada de nada… No se les pasa factura a los presumibles corruptos, que ahora lanzan su absurdo “kikirikí” felices y contentos.
¿Qué está pasando aquí?
A mi me parece que muchos de nuestros ciudadanos no creen que los encartados en la trama o tramas sean presuntos delincuentes, sino tipos listos. En el fondo algunos deben de envidiar a unos sujetos que se alzan con el santo y la limosna sin aparentes consecuencias; al menos, por el momento. Estas personas pueden admirar en ciertos programas de la televisión pública (¡!) a individuos ya encausados y condenados por corrupción, cohecho y otras florituras que se pasean tan campantes en coches lujosos y consumen minutos y minutos de pantalla en esos programas. Se ve que no hay quien les tosa. No hay punto de comparación con los chorizos vulgares que se pudren en una galería carcelaria por culpa de unos cuantos gramos de chocolate. Ésos son unos pringados. En cambio, esos otros, ya digo: unos tipos listos.
Por otra parte, en ciertas capas de la sociedad (ya alarmantemente amplias) se ha ido extendiendo la creencia de que todos los políticos chupan de forma más o menos escandalosa, lo que es una absoluta falsedad, pero graciosamente alimentada por quienes afirman sin sonrojo que todos los políticos aceptan regalos más o menos suntuosos, dependiendo del rango. Una procaz mentira.
Añadiremos que el personal no acaba de percatarse de algo tan elemental, como que, si un político, o un empresario amiguete, mete la mano en el erario público, la está metiendo en mi propio bolsillo. Es decir: nos roban a usted y a mi. Consecuencias de una creciente falta de conciencia social, fomentada por todas estas cosas del pensamiento único y las doctrinas neoliberales en boga, que afectan visiblemente también a nuestra desvirtuada izquierda.
“Ahí me las den todas”, parecen decir muchos de nuestros conciudadanos; sin darse cuenta de que se las están dando en sus propios hocicos.
Pues eso, que aquellos polvos trajeron estos lodos.

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