miércoles, 14 de octubre de 2009

JOVENCITOS DÍSCOLOS



Ayer fui entrevistado en una televisión local por una periodista la mar de guapa, la verdad. Otra periodista no menos guapa y, desde luego, más maja que las pesetas, se acordó de su antiguo profesor de instituto y por eso me llamaron. Yo creo que mejor hubiera sido que recurriesen a un experto, pero se ve que no tenían ninguno a mano. Los expertos son personas que tienen respuestas y uno, a estas alturas de la función, sólo tiene preguntas y dudas.
El asunto de la charla era el de los muchachitos díscolos y los profesores indefensos, que ha saltado hace pocos días a un segundo o tercer plano de la actualidad a propósito de las medidas que piensa adoptar la Comunidad de Madrid para reforzar la “autoridad” de los profesores.
Como soy un pedante incurable, traté de lanzarme a una disertación sobre la noción de “auctoritas” opuesta al concepto de “potestas”. Se entiende por auctoritas una cierta legitimación socialmente reconocida, que procede de un saber y que se otorga a una serie de ciudadanos. Este concepto se contrapone al de potestas o poder socialmente reconocido, propio de quien tiene capacidad legal para hacer cumplir su decisión. La entrevistadora, con muy buen criterio, cortó rápidamente el rollo y se fue al grano:
- ¿Qué le parece a usted la idea de instalar tarimas en las aulas para reforzar la autoridad del profesor?
- Bien, bastante bien, siempre que a la tarima se añadan alambradas, campos de minas y otros elementos disuasorios.
Una “boutade”, claro. Me callé la siguiente gracieta:
- Lo de la tarima está bien, porque así los alumnos malos podrán acertar mejor al profe con sus disparos de tizas y pelotillas de papel.
- ¿Y esto de que el profesor sea considerado una autoridad pública?
- ¿Por quién? ¿Por sus alumnos, o por los tribunales de justicia?
Un poco fuerte, esto de llevar la disciplina escolar a instancias judiciales, me parece a mi. Por lo menos, en los casos más pedestres y cotidianos maldita la falta que hace y en los casos de agresión seria ya tenemos Código Penal, aunque de difícil aplicación sobre menores de edad. Además, creo que la estrellita de sherif en sí misma no protege a esta autoridad civil de eventuales meadas en la pechera.
Yo creo que el problema más importante entre el profesorado es el de una fatiga mental permanente, provocada por el desinterés de los chicos frente a sus enseñanzas. Mucho más que el miedo a la violencia escolar, que también la hay, pero es menos frecuente.
Por eso me parece que actuaciones meramente defensivas no van a ir a ninguna parte, mientras no se tomen decisiones de fondo para saltar el profundo foso abierto entre el currículo escolar y la realidad social. ¿Cuáles? Ya he dicho que no tengo respuestas, porque no soy un experto.
Lo de la tarima y la chapa de autoridad me parece un simple remiendo, o, tal vez, un brindis al tendido sin mayores consecuencias prácticas.

1 comentario:

Dubitador dijo...

¿Todo Lavapies es un barrio de discolos?

http://www.20minutos.es/noticia/541668/0/camaras/vigilancia/lavapies/

Si colocan camaras en la via publica ¿a alguien se le ocurrirá instalarlas tambien en el aula y el patio de recreo?