sábado, 17 de octubre de 2009

VACACIONES CON SATÁN



“…mais au village aussi l’on a des beaux assasinats. »
Georges Brassens
Quién nos lo iba a decir al perro Chispo y a mi. Nosotros paseándonos tan frescos por Los Gallos y sus inmediaciones, en Chiclana, y ni enterarnos de que El Maligno campaba por sus respetos ante mi nariz y su trufa. ¡Jolines! Y en pleno mes de agosto, con un Levante que te rizaba la barba. Ahora se ha destapado todo el potaje y ni me atrevo a contarle al Chispo las cosas que estaban sucediendo allí, porque, si se entera de que hasta sacrificaban animalitos para sus inmundos rituales, le da un histérico al pobre animal.
Yo pensaba que la avería del aire acondicionado se había producido por causas meramente mecánicas; pero se ve que no, que nos habían echado el mal de ojo los hechiceros, condenándonos a pasar un calor de todos los demonios (nunca mejor dicho).
Al parecer se trataba de unos diablos con elevado sentido mercantil, ya que, no contentos con someter a sus víctimas a tratos vejatorios, se lucraban a costa de ellas. No sólo eso: andaban mercachifleando con automóviles de lujo trucados. ¡Si Quevedo, gran experto en la materia, levantara la cabeza…!
Cierto que estos demonios trapicheros habían elegido un lugar idóneo para sus trapacerías, un ambiente adecuado, ya que esta bonita población gaditana ha sido durante años un paraíso del pelotazo inmobiliario y otros tejemanejes dinerarios. Pero hasta el momento los apaños se habían realizado sin participación visible del Señor de las Tinieblas, a pelo, como quien dice. Nada de misas negras ni de pentáculos: copitas en un bar y trato hecho.
Yo no sé por qué siempre había asociado las actuaciones diabólicas con los bosques tenebrosos, o con el medio suburbano más sórdido; pero ahí mismo, cerquita de la playa y a pocos pasos de nuestra mesa de ping – pong, ni por asomo.
Ahora entiendo por qué me invadió hasta tal punto el pecado (mortal) de la pereza, ya que no escribí una puñetera línea en todo el mes de agosto. Suadente diabolo, seguro.
En fin, que donde menos se espera salta la liebre, porque yo lo más parecido que vi a un demoñejo (benévolo) fue alguno de los moteros Harley Davidson que frecuentaban mi tasca favorita. Pues nada, que haberlos, habíalos.
Espero que la chirigota de mi amigo Pepe el cristalero no eche en saco roto semejante tema. En febrero lo veremos.

1 comentario:

Cerebrino Mandril dijo...

En cambio en Madrid hemos estado de lo más bendecidos. Dios, sabiendo que nos lanzábamos a la calle para sacarle las castañas del fuego (parece ser que tiene algo con "el Bigotes"), nos ha mandado una tardecita balsámica en la que daban ganas de coger una buena banderaza con su correspondiente bicharraco y lanzarse a la calle a gritar contra el aborto de zapatero, el instituto de Barcelona, la conjuración de los jueces y tdo lo que se pusiera por delante. Estábamos, calculo yo, más de vintidós millones de personas por lo bajo. ¡Viva dios! ¡Viva la virgen!.