viernes, 28 de mayo de 2010

AUSTERIDAD, INGENUIDAD



Sabido es que el cargo de consultor de catedrales es del todo indispensable; tanto como el de asesor del consultor de catedrales y el de perito adjunto al asesor de consultor de catedrales. No tanto, sin embargo, como el de observador de consultoría de catedrales, o el de sinergista catedralicio, puesto éste asociado al gabinete técnico – espiritual, organismo dependiente de la suprema oficina tutelar de catedralismos .
Un burgomaestre sensato tiene perfectamente claro que una cosa es detener el despilfarro y otra muy distinta paralizar la poderosa maquinaria política y administrativa, que sirve, entre otras cosas, para dotar de lustre y tronío a la burgomaestría en sí.
Hay otras maneras mucho más eficaces y significativas para lograr ahorro y austeridad en tiempos de malandanza económica. Por ejemplo, no se reemplazará a los operarios fallecidos por caída desde el andamio, ni a los gravemente lesionados por desplome de arbotante, ni a los retirados por extrema vetustez. Bien pueden los supervivientes realizar las tareas anteriormente encomendadas a los causantes de baja laboral. Eso sí: realizando éstos de forma solidaria algún pequeño esfuerzo suplementario imprescindible en la adversa coyuntura.
Claro que los altos cargos indispensables sí que habrán de aportar su granito de arena al colectivo amarre de cinturón. Si hasta ahora circularon en carroza de cuatro caballos, habrán de avenirse a desplazarse en carroza de dos equinos. Si disfrutaron de banquetes de veinte platos, habrán de adaptarse a sobrios yantares de tan sólo diez servicios, postres incluidos. Dado que el número de concubinas o barraganas prescrito para las altas magistraturas llegaba a alcanzar el número de siete, el cupo será cercenado en tres ejemplares, de forma tal que los próceres sólo podrán yacer con cuatro, y eso en días alternos, que no está el horno para bollos.
Respecto a los emolumentos de los vidrieros, alarifes, orfebres catedralicios y otros artesanos, procede que, en lugar de consumir sopas de ajo tres veces a la semana, disfrútenlas tan solo los domingos y festivos. Otrosí, si yantaban cuatro onzas de gachas de almortas en los días restantes, contengan su gula y limiten la ración a dos onzas, dosis más que suficiente para la supervivencia.
Los correspondientes edictos del plan de austeridad ya han sido voceados en todas las plazas y otros lugares públicos de la villa, para encanto y consiguiente aplauso de nuestros conciudadanos. Casi todos ellos han celebrado calurosamente la valiente iniciativa de nuestro amado Burgomaestre, a quien se disponen a hacer ofrenda de una nueva corona en recompensa por sus desvelos. Parecen idiotas, la verdad.
Cierto que alguno grupúsculos disidentes están pasando de burgomaestres y catedrales y se dedican al culto de nuestras viejas divinidades paganas. Claro que se trata de un dato poco significativo, ya que son pocos y en realidad lo que les pasa es que tienen muy mala leche.

3 comentarios:

Nico dijo...

Mi padre, cada vez que veía propaganda de una oferta del tipo "¡ahora tres mil pesetas menos!", decía lo mismo: "tres mil pesetas que te estaban robando antes".

Me he acordado de eso cuando he visto hace un rato en un telediario, que los recortes a los sueldos de parlamentarios y altos cargos supondrá un ahorro de ciento ocho millones de euros. Son ciento ocho millones que nos estaban escamoteando antes, porque dudo mucho que se vayan a quedar "pobres de pedir" después del "recorte".

¡Ah, y un abrazo de un antiguo alumno del García Gutiérrez!

Emilio R. dijo...

Un ejemplo como una catedral.
Acabo de descubrir tu blog y me parece de lo más interesante. Prometo volver a explorar los capítulos anteriores.
Un saludo.

Asinus dijo...

Gracias, Emilio, yo también sigo tu blog, que descubrí recientemente.