viernes, 29 de febrero de 2008

LA NIÑA DE RAJOY NO ERA CANARIA



Menos mal, porque, si llega a ser canaria, en lugar de tener unos papás (heterosexuales) maravillosos, un cole (privado) de órdago a la grande y probablemente un futuro divino, con boda en La Almudena de tropecientosmil invitados y vestido de Balenciaga, chalet en la Moraleja, oreja, vuelta al ruedo, música y banda, lo que iba a tener seguramente sería un destino cruel y amargo.
Si esta pobre criatura llega a nacer en las islas, acabaría desaparecida o violada, o ambas cosas a la vez y, lo que es peor, a manos de inmigrantes de probada ineficiencia profesional. Y todo por culpa de Zapatero, principal instigador de estas penosas situaciones, que aquejan a la población infantil insular en cifras todavía no establecidas, pero con toda seguridad abultadísimas.
La verdad es que las afirmaciones del clon aznárico denominado don José Manuel Soria no desentonan demasiado de las de algunos correligionarios suyos en estas luctuosas fechas de campaña. Constituyen todo un insulto a la inteligencia más limitada, incluso a la ruda inteligencia asnal del que suscribe.
De todos modos supongo que a la feligresía del PP le parecen estas cosas lo más natural del mundo. Si tragan con el discurso del desagradable señor Alcaraz, es que pueden con todo lo que les echen.
Ya estamos otra vez con los monstruitos producto del sueño de la razón.

martes, 26 de febrero de 2008

CANDIDATOS ESCAYOLADOS



Una nueva contradicción personal, aunque no muy grave: dije que no vería el debate y acabé dándome una vueltecita que otra por alguna de las cadenas que lo transmitían. Claro que no me lo tragué entero, eso no. No me gusta aburrirme y me hubiera aburrido una barbaridad; así que me limité a echar unos cuantos vistazos.
Parece ser que ganó Zapatero por un estrecho margen, pero éste me parece un dato irrelevante. Mi impresión general es que ambos candidatos presentaban síntomas de rigidez casi mortal, eran como sendas esfinges dedicadas a soltar su disco sin preocuparse demasiado por entrar al combate en caliente. Porque ser tan tontamente agresivo, casi insultante, como resultó Rajoy, no es discutir, es arrear sopapos sin ton ni son. Se supone que una buena discusión implica golpes, contragolpes, argumentos, réplicas sobre el argumento del contrario, búsqueda del ritmo que me conviene y, por supuesto, un mínimo de imaginación. No hubo nada de eso.
Tampoco ninguno de los contendientes se sacó un conejito de la chistera, ni un as de la manga. Podían haber salido del discurso manido que llevamos aguantando toda la precampaña, aunque fuera diciendo un disparate:
- Pues, en cuanto gane las elecciones, pienso pintar de color rosa todos los raíles del ferrocarril, con el objeto de darle un toque gracioso a las fotografías aéreas.
- ¡Vaya bacinada, señor mío! Lo que necesitamos con urgencia son desfiles de majoretes al inicio de todas las sesiones de ambas cámaras legislativas.
O, yo qué sé, algo.
Pero yo no les echaría la culpa a los contendientes, sino a una cultura de la imagen casi idolátrica, que ha convertido a nuestros políticos en marionetas deshumanizadas. Tanto asesor, tanto sabio, tanta preparación y reglamentación del famoso debate, acaban por impedir cualquier intento de espontaneidad y machacan la posible emoción que hubiera revestido el encuentro. Eso sin contar la nube negra de antecedentes mediáticos, que no logró en modo alguno dotar de atractivo al evento, sino que, en mi opinión, provocó un hastío colectivo de mucho cuidado. El parto de los montes.
Creo que en la segunda vuelta Rajoy y Zapatero deberían enviar cortésmente a todos sus cortesanos a hacer una bonita gira campestre, o a ligar por los bares, y ellos, dedicarse a reflexionar sosegadamente unas horas, leer algo entretenido y echarse una partidita con los amigos un rato antes de la comparecencia. Algo así.
Tampoco estaría de más que recordasen que además de encuestadores, augures y otros brujos, hay una serie de personas ajenas a tal parafernalia que son las que votarán y decidirán a fin de cuentas. Anden, candidatos, háblennos a todos.
En fin, Don Mariano que siga a lo suyo, si le parece; pero, por favor, don José Luis: deje de hacer tantos equilibrios en la cuerda floja, que tenemos que ganar, hombre.

martes, 19 de febrero de 2008

CANDOR KOSOVAR Y MÁS TEATRO



La voladura incontrolada de Yugoslavia ha sido uno de los fenómenos más inquietantes de la última década. Algo así, como si el monstruo de Frankestein se desgajara, partiendo cada uno de sus miembros en busca de su cuerpo originario, puesto que el estado yugoslavo había sido el producto de un cosido forzoso a manos de potencias extranjeras después de una cruenta guerra.
Pues la impresión que da es que también ahora la ruptura en pedazos de Yugoslavia no ha sido un hecho autóctono, sino que otras y las mismas potencias que fabricaron su ficticia unidad han participado muy activamente en la quiebra.
Personalmente me inquieta comprobar en las imágenes del día de la declaración de independencia cómo la bandera que ondea junto a la albanesa es la de los Estados Unidos de América. También me hubiera preocupado que fuera la de Rusia, o la de Wonderland, es lo mismo. El caso es que ambas enseñas pertenecen a otros países y que los kosovares han tenido que tomarse un tiempo para izar la suya propia, más bien fea, por cierto.
Supongo que los ciudadanos del nuevo Estado no creerán en los Reyes Magos ni nada de eso, pero lo de las barras y estrellas le pone a uno la mosca detrás de la oreja. Tanto como el mosqueo manifestado por el caballero Putin. A ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
La reacción del Gobierno de España no deja de tener su lógica, aunque sea un tanto elemental; aunque aún más elemental ha sido la respuesta del Gobierno Vasco, que se ha apresurado a poner cara de kosovar y a establecer un paralelismo imposible entre su caso y el de los recién autoproclamados. No vale la pena molestarse en detallar la enorme diferencia que existe, porque ya lo ha hecho muchísima gente y muy autorizada.
En fin, que los caminos de la política internacional son insondables y habitualmente tortuosos.
Cambiando de tema, ahí les dejo a vuesasmercedes un enlace a una de mis obras teatrales, que he decidido soltar por la red sin más protección que el registro de la propiedad Intelectual. Cuando se estrenó gustó bastante, si bien tuvo una vida efímera sobre el escenario, que es lo que suele pasar con todo lo que hago. Ahí va: http://www.megaupload.com/?d=4WDQZQW0

domingo, 17 de febrero de 2008

COMIENZO A COLGAR TEATRO



Por consejo de mi amigo Luis, hoy comienzo a colgar obras de teatro mías y las pongo a disposición del respetable, siempre y cuando me comunique el respetable que piensa ponerlas en escena. No quiero cobrar un duro, salvo empresas comerciales, que ya hablaríamos. De todos modos, lo que cuelgo está debidamente registrado, aunque no siempre en la SGAE: por ejemplo: http://www.megaupload.com/?d=S9YYNN26
Espero que sea de su agrado de ustedes.

sábado, 16 de febrero de 2008

NO PIENSO VER LOS DEBATES



No pienso ver ninguno de los dos debates televisados entre Zapatero y Rajoy. No pienso hacerlo por varias razones:
Primero, porque ya tengo perfectamente claro que voy a votar y qué voy a votar el día 9 de marzo. Votaré, como ya he dicho varias veces, a la izquierda. Votar a la derecha nunca se me ha pasado por la imaginación, y menos en momentos en que el PP ha escorado definitivamente hacia una derecha radical sumamente agresiva.
Segundo, porque estoy hasta la coronilla de una campaña dilatada, que algunos denominan eufemísticamente “precampaña”. Creo que la próxima ley electoral tienen que limitar drásticamente este tipo de situaciones, que sólo sirven para congelar la política propiamente dicha. Añadiré que en el caso del PP la campaña electoral ha durado toda la legislatura, lo que resulta extraordinariamente molesto.
Tercero, porque no creo que ninguno de los contendientes traiga un as en la manga, para sacarlo precisamente con ocasión de los anunciados debates, así que supongo que la discusión va a limitarse a los argumentos que ya hemos escuchado con irritante persistencia a lo largo de esta temporada.
Lo malo es que la señal va a ser ofrecida a todas las cadenas públicas y privadas, de modo que me temo que a ninguna de ellas se le ocurrirá la feliz iniciativa de pasar del debate y ofrecer, por ejemplo, una película de piratas, personajes mucho más apasionantes y fantásticos que nuestros políticos. A mi me cae bien Zapatero (no ZP, ni ninguna de estas desafortunadas gilipolleces electorales), pero francamente prefiero al capitán Jack Sparrow. Bueno, pues leeremos un ratito.

martes, 12 de febrero de 2008

LA CUESTIÓN DEL VELO



Cuestión disputadísima por estas fechas: ¿pueden las señoras y señoritas musulmanas llevar velo en los colegios? ¿El velo integra, o, por el contrario, discrimina a sus usuarias? ¿Es la misma cosa una prenda de cabeza islámica que una ablación clitoridiana?
¡Todo un asunto de fondo!
En mis remotos tiempos de estudiante las aulas de la Facultad estaban llenas de monjas. Había monjas por todas partes; tanto así, que, si no estabas viendo una monja por los pasillos de la docta casa, era muy probable que la monja fueras tú mismo.
Y esas monjas, no es que llevaran cubierto el cráneo con sus tocas multiformes, es que iban cubiertas de arriba a abajo con unos hábitos de la más diversa hechura y colorido, si bien es verdad que los tonos pardos y negros eran los dominantes. También había de esas monjitas aerodinámicas, las de la Caridad, creo, cuyas tocas de amplias alas invadían el espacio con el mayor descaro.
Pues a nadie se le ocurría protestar, ni siquiera nos extrañaban unos atuendos tan singulares y, desde luego, símbolos evidentes de confesión religiosa.
Otros velos, algo más discretos y, en algunos casos, hasta favorecedores, eran los que llevaban las mujeres de la familia para asistir a misa, o a la novena. En Semana Santa ese hábito indumentario alcanzaba niveles de lujo, cuando las damas se plantificaban la peineta y la mantilla para ir de procesiones, o de sagrarios. Estaban francamente llamativas, elegantísimas, la verdad.
¿Y qué me dicen de la famosa danza de los siete velos? Ésa sí que es una forma interesante de lucir la prenda de marras, y, si no, que se lo digan al infeliz Bautista, que perdió la cabeza en el sentido estricto gracias al buen manejo de velo de la señorita Salomé. Precisamente la ilustración de esta paginilla corresponde a la imagen de aquella agraciada joven interpretada por Gustave Moreau.
Por lo que respecta al velo islámico, recuerdo una curiosa anécdota de los tiempos en que un servidor impartía docencia en cierta Universidad de un país del Magreb. Un buen día la estudiante más pizpireta de mi clase apareció cubierta con un hiyab y vistiendo chilaba. Manifesté mi perplejidad ante unos alumnos de confianza y ellos replicaron:
- Es que quiere casarse. De esta manera le será más fácil encontrar marido.
La verdad es que la pobre iba hecha un adefesio, desde mi punto de vista, pero estaba bien claro que tenía sus buenas razones para haber trocado la minifalda por el atuendo monjil.
A mi me parece que lo mejor sería dejar a las estudiantes musulmanas que se plantificaran en la cabeza lo que les pareciera más conveniente, fuera el hiyab, un sombrero de plumas, o un cucurucho de papel. No sé a quién pueden molestar con eso, aparte de a su propia estética personal.
Y, hablando de estética y gustos indumentarios, opino que andando el tiempo la coquetería femenina acabará imponiéndose inexorablemente a cualquier tradición que la contraríe. Siempre y cuando, ningún meapilas se emperre en hacer casus belli de una cuestión tan trivial.

lunes, 11 de febrero de 2008

TEATROS DE DISEÑO



El viernes pasado fuimos a ver una función que estaba muy bien. Y eso sí que tienen mérito en los tiempos que corren. Pero ya digo que sí, que lo pasamos estupendamente porque todo estaba bien hecho. Era un texto muy original y divertido de Juan Menchero, que se llama “La eterna velada de Strass & Perlowitz”. Aunque parezca mentira, la obra está escrita en un castellano rico y bien manipulado y hasta tiene su conflicto, sus personajes y todas esas antiguallas, que algunos carrozas seguimos exigiendo. Pues, para que vean, se trata de un autor joven, al que aún no tengo el gusto de conocer, pero todo llegará.
El espectáculo había sido excelentemente dirigido por otro joven: Oscar Miranda, a quien sí tengo el honor de conocer, y lo interpretaban dos auténticos actores, dos actores como la copa de un pino: Arantxa Martí y Álvaro de Mayo, con el eficaz apoyo de las bailarinas Paloma Sánchez de Andrés y Marta Dalmau, que lo hacían más que correctamente. La verdad es que esto de hablar de teatro sin ponerme malévolo me hace sentirme algo raro, pero así fue y así lo cuento.
Claro que “no son todos ruiseñores los que cantan entre las flores”, y alguna pega tenía que haber. La representación tuvo lugar en el nuevo Centro Cultural Moncloa, de Madrid, que acaba de ser arreglado y puesto en marcha por las autoridades municipales. De la programación se ocupa la joven y animosa Ainhoa Amestoy, y debo decir que se está esmerando, pero...
Pues el pero es que el llamado “teatro” de ese centro no es un teatro, es cualquier cosa, menos un teatro. Alguien ha imaginado un espacio en formato de hemiciclo, o más bien de tarta de cumpleaños, esmerándose en que la visibilidad desde una buena parte de la sala fuera prácticamente nula. Este creativo ser se ha preocupado de que el escenario tuviera una altura muy, pero que muy limitada y que la “corbata” o proscenio, ese espacio que, con criterios menos artísticos, se extiende desde el telón de boca hasta el borde de la escena, supusiera no menos de dos tercios del espacio escénico total, que, a su vez, no mide más allá de veinte o treinta metros cuadrados dispuestos en forma circular, como es de rigor. El suelo de ese escenario es bien bonito, de un material evidentemente noble, con la pequeña pega de que ahí no se puede meter un clavo ni un tornillo para sustentar escenografía...
El día de la función que digo, había en el fondo un pequeño conjunto musical, de modo que los denodados actores se vieron obligados a hacer la función encima del respetable, porque allí no se cabía.
Un perfecto desastre.
Y lo malo es que no se trata de un caso singular. Son cientos los teatros y teatrillos a lo largo y a lo ancho de la ibérica geografía ideados por evidentes enemigos del arte dramático en cualquiera de sus formas y manifestaciones. Supongo que el político de turno convoca a un arquitecto, o diseñador, o lo que diablos sea, un sujeto o sujeta extraordinariamente creativo, un portento de imaginación y ambos se lían a elucubrar en términos de la más elevada y moelna exigencia estética, echan mano de abundantes recursos del erario público y sueltan su parida, lista para la inauguración. Pero sólo para la inauguración, porque aquello no dispone de condiciones espaciales ni acústicas, ni nada de nada.
Y digo yo: ¿tan difícil era asesorarse con alguien que tenga una idea, aún cuando somera, de qué rayos necesitan el teatro, la danza, o la música para desempeñar sus oficios en condiciones medianamente razonables? ¡Pero si sale muy baratito, incluso gratis, porque los de estas profesiones seguimos siendo unos pringados idealistas!

viernes, 8 de febrero de 2008

UN GUIÑO DE RAJOY



La gente se ha echado las manos a la cabeza porque Mariano Rajoy ha prometido que, si gana las elecciones, plantará la friolera de quinientos millones de árboles a lo largo de su mandato.
Cierto que, al paso que va en las encuestas, también podía haber prometido que todos los españoles tendríamos hada madrina y que de todas las fuentes públicas manaría Rioja reserva de las cosechas más afamadas. Pero, bueno, ya sabemos que esto de las encuestas falla más que las escopetillas de la feria, así que puede suceder cualquier cosa.
Una cosa que sí me ha puesto la mosca detrás de la oreja es que los árboles no se iban a plantar solos, así que alguien tendría que hacerlo, y supongo que, con el ritmazo de plantación que habrá que desarrollar, a cada uno de nosotros nos iba a tocar plantar unos cuantos, y eso da trabajo. Pues maldita la gracia que tiene, porque a mi la jardinería se me da fatal y, por añadidura, aborrezco tirar de azada. No me acaba de convencer.
Un tanto perplejo se ha quedado el personal ante la propuesta de forestación masiva del territorio nacional, que por lo visto tendría que extenderse a espacios tales como el ruedo de Las Ventas, el hemiciclo del Congreso de los Diputados y el Palau de la Música en su integridad.
Pero para deshacer perplejidades públicas estamos los politólogos, que tenemos más pesquis y estamos habituados a descifrar las intenciones ocultas de nuestros políticos más oscuros y numinosos.
Lo que pretende Mariano Rajoy, desde nuestra aguda percepción de politólogos, es ganar algo de voto en el País Vasco, territorio en el que sus actuales perspectivas electorales son más bien pobres.
¿Que si nos hemos vuelto locos los politólogos, o que si los politólogos bebemos? Pues, no, señor. A ver:
¿Cuál es uno de los deportes nacionales euskaldunes más prestigiosos? ¿Qué deportistas vascos gozan de mayor prestigio, particularmente entre el más rancio nacionalismo sabiniano?... ¡Los aizkolaris, hombre, los aizkolariak! ¿O qué?
Pues entonces, la cosa está bien clara. Si se planta todo ese mogollón de árboles, los fornidos cortadores de troncos dispondrán de mucho, muchísimo material para el ejercicio de un deporte de tanta raigambre.
La oferta, en realidad, es un guiño a los electores vascos, que, de esta manera, verán disipadas las sombras de centralismo que pesan sobre el PP.
Hay que hilar fino, muy fino en el desciframiento de los mensajes electorales, no se puede andar por ahí interpretando a trompa talego, como esos que, pasándose de listillos, confunden a Doña Cuaresma con Esperanza Aguirre. ¡Qué barbaridad!

jueves, 7 de febrero de 2008

TODOS LOS NEGRITOS BUENOS



Gracias al inefable Antonio Machín sabemos que “también van al Cielo todos los negritos buenos”. Pero, ¡ojo! Sólo los buenos, que los malos van al Infierno, o a dondequiera que les conduzcan los malignos genios de sus falsas creencias. Pues lo mismo con todos los indiecitos, moritos, eslavitos y otras variedades de inmigrantes, para que quede bien claro.
Ahí ha estado muy piñata bwana Mariano Rajoy, que quiere hacerles firmar un contrato en toda regla, en el que manifiesten sin rodeos que piensan portarse como auténticos San Martín de Porres durante su permanencia en esta Patria, que generosamente les acogerá, siempre que no den en cometer barrabasadas.
Por añadidura, habrán de adaptarse a nuestras costumbres, que son las más finas y saludables del Universo Mundo. Por ejemplo:
- Dormirán la siesta, les siente bien o mal para la digestión.
- Cobrarán una enorme afición por el fútbol y, a ser posible, se harán socios de algún club.
- Aprenderán a decir palabrotas, cuyo uso prodigarán en especial al volante.
- Hablarán a berrido limpio.
- Arrojarán todo género de desperdicios sobre el suelo de los bares a la hora del aperitivo.
- No harán maldito el caso de las limitaciones de velocidad en carreteras y autopistas.
Y así sucesivamente.
También quiere bwana Mariano que se comprometan a aprender a hablar en correcto castellano, lo que es muy razonable, y les resultará sumamente fácil con la simple contemplación de nuestros programas televisivos, como “Gran Hermano”, por ejemplo; ya que el exquisito cuidado en el empleo de la Lengua Castellana es prenda que adorna a todas nuestras cadenas públicas y privadas. Claro, que si pretenden avanzar un paso más en el uso de la Lengua de Cervantes, se les recomendará escuchar en la COPE a sidi Federico Jiménez Los Santos, cuyo fluido verbo les ilustrará en particular sobre el uso del epíteto.
Y, como todo se puede mejorar, sahib Arias Cañete se queja de que los camareros inmigrantes de hoy en día no sepan retener un pedido de callos a la madrileña, gallinejas, asadurilla, boquerones en vinagre, soldaditos de Pavía, panceta a la plancha, riñones al jerez y albóndigas en salsa de tomate. ¿Es que en su pueblo sólo saben comer mandioca y ñame? ¡Qué falta de criterio gastronómico, con lo ricas que están las cigalas a la plancha! ¡Qué mal gusto!
Queremos inmigrantes, sí, pero inmigrantes limpitos y modosos, y no gentuza que muerde la mano que le alarga el pan. Aquí todo el mundo a celebrar la Navidad en familia con turrón y cava, y, si no, a su pueblo, qué puñeta.
Ya puestos a valorar la propuesta pepera en términos electorales, la cosa parece bastante clara: a la caza del voto más reaccionario, ya que la búsqueda de sufragios por el centro, tras la ejecución sumaria de Gallardón y la manita que nos ha echado la Conferencia Episcopal, parece cuestión harto peliaguda. El argumento de la inmigración en términos defensivos y temerosos es discurso habitual en las derechas más derechosas de la Europa, y por ahí parece que van los tiros.
Pues nada, que no decaiga la fiesta.

miércoles, 6 de febrero de 2008

FIN DEL CARNAVAL



Miércoles de ceniza. Fin del Carnaval. Lo que no parece tener fin es una campaña electoral tediosa y prolongada. No sé quién se sacaría de la manga lo de la pre – campaña; tampoco tengo nada claro en qué se diferencia la “pre” de la campaña propiamente dicha. Claro que hay algún partido, como el PP, por no mencionar a nadie en concreto (a la manera de monseñor Blázquez, que tampoco menciona a nadie), que lleva en campaña desde que perdió las últimas elecciones generales. En fin, resignación, que llegue pronto el nueve de marzo y todos a votar de mejor o peor gana, pero a votar. Y el que decida no hacerlo, luego las reclamaciones al maestro armero.
Sobre el Carnaval ya han hecho reflexiones muy sesudas todo tipo de antropólogos, historiadores y folcloristas, con que no me voy yo a meter en la competición, porque llevo una temporada muy poco competitivo.
El Carnaval como manifestación dionisiaca, turbulenta y espontánea pasó a mejor vida años ha. En general lo que ha sucedido con esta fiesta antaño popular y desmadrada es que se ha institucionalizado, en unos sitios más y en otros, menos. Hay ciudades, como Madrid, que antaño tuvo sus tradiciones de mascaritas y destrozonas, donde este año la fiesta ha alcanzado sus mínimos. El único vestigio carnavalesco ha sido el desfile municipal con sus principales componentes religiosamente pagados, gente profesional. Ese Carlos IV, el temita del dos de mayo... ¡Uf!
Claro que sin Cuaresma, es complicado que haya Carnaval. ¿Y quién se acuerda ya de la Cuaresma? Creo que, incluso los que se declaran confesionalmente católicos, los viernes se ponen de morcilla y chorizo hasta las cejas y lo del ayuno en las fechas prescritas, ni por pienso; no digamos nada de la abstinencia.
No seré yo quien eche de menos la Cuaresma, pero sí hay una faceta de las Carnestolendas que no estaría mal recuperar, como es la insolencia crítica del disfraz, de la chirigota y de la murga. Sólo me la encuentro parcialmente en algunas chirigotas “ilegales” de Cádiz. ¿Es que no hay nada contra lo que descararse, o es que hemos perdido el don de la desvergüenza?
Hay quien dice que ahora es que estamos de Carnaval todo el año. Lo dudo. Otra cosa es que se pueda andar de desparrame cualquier día de la semana, pero eso no tiene absolutamente nada de subversivo, ya que se trata de desmadres canónicos y hasta patrocinados por marcas comerciales; o sencillamente tontorrones, como sucede con eso del botellón.

sábado, 2 de febrero de 2008

DEFENSORES DE LA VIDA



La reciente sentencia del Tribunal Supremo de Madrid, que deja perfectamente sentada la regularidad de las sedaciones de enfermos terminales practicadas en el Hospital Severo Ochoa, a uno se le ocurren varias reflexiones.
Desde luego, a estos católicos tan católicos, no hay quien les entienda. Digo yo que, si un ciudadano se muere rabiando y pataleando, normalmente tendrá que ir, como mínimo, al purgatorio; si no es que se va de patitas al infierno, por falta de conformidad y hasta puede que por blasfemia. En cambio, si logra una muerte plácida y sin dolor, es más fácil que alcance la buenaventura y su alma salga embalada y con turbo hacia el paraíso de los justos. Pues, no, señor, parece ser que dejar a la gente morirse en paz no es lo canónico, que hay que permitir que las pasen moradas antes de partir rumbo al Valle de Josafat. Paradojas.
Los acérrimos defensores de la vida también la tienen tomada contra el aborto y alguna hasta llega a afirmar que un feto es un niño y que, si tiene siete meses de gestación, es un niño de siete meses. O sea, que el día del cumpleaños de todos ustedes tienen que movérmelo de fecha y fijarlo, por lo menos, en los remotos días en que vuesasmercedes eran un trofoblasto, o un simple espermatozoide, cualquiera sabe. Estas piadosas personas prefieren que a la gente se la liquide cuando ya es mayorcita, por ejemplo en la guerra de Irak y conflictos similares, que han apoyado con entusiasmo militante. O que los nenes casquen de desnutrición en lugares como Gaza, bajo el patrocinio del estado democrático de Israel.
Y yo no quisiera ponerme revanchista, pero en el caso del doctor Montes y su equipo, será preciso que la Justicia actúe contra los difamadores y prevaricadores, que han quedado ahora con el culo al aire y encima se niegan a rectificar públicamente. No se puede andar por ahí tratando de asesinos a unos profesionales ejemplares, cargarse su carrera profesional e irse de rositas.
Apostilla: digo, como el amigo Luis Solana en su blog: a mi que me trate el doctor Montes, cuando llegue el momento.

viernes, 1 de febrero de 2008

EL ACERTIJO DE LA SOTANA



Alguna gente, incluso mucha gente, se ha echado las manos a la cabeza a causa del pronunciamiento episcopal sobre las próximas elecciones generales. Pues no lo entiendo, y no lo entiendo por varios capítulos.
En primer lugar, estos santos varones no han dicho “vota al PP”, ni “no votes al PSOE”. Se han limitado, con su habitual ecuanimidad, a dar alguna que otra pista para orientar a los fieles, no se les vayan a descarriar e incurran en pecado. “Yo no sus lo digo por nada, pero el Niño Jesús llorará y se pondrá muy triste, si se os ocurre votar a cualquier herejote impío, que se llame Rodríguez y su segundo apellido aluda a cierto oficio artesanal relacionado con el cuero y el tipo sea leonés. En tanto que los ángeles prorrumpirán en cánticos jubilosos, si es que, guiada vuestra mano por el Paráclito, optáis por un luminoso caudillo de la fe, que tenga barba, su nombre proceda del de Nuestra Señora María Santísima y sea originario de Galicia. Pero que conste que cada cual puede hacer lo que quiera y obrar en conciencia; eso sí, arriesgándose a afrontar la condenación eterna, caso de escantillarse por el mal camino.”
En segundo lugar, porque a ver qué es lo que nos esperábamos. Los obispos se han limitado a evidenciar lo que ya sabíamos todos: desde que la Iglesia es tal, se ha dedicado a sustentar las posiciones de derecha más radicales. No hay que irse demasiado lejos para localizar un ejemplo tan sangrante como la Guerra Civil y su tremenda secuela: el franquismo. Después de todo habrá que agradecerles que hayan echado las cartas sobre la mesa, porque de esa manera todos, y en particular los votantes cristianos no identificados con la carcundia episcopal, sabrán a qué atenernos.
Pero, llevando las cosas un poco más allá, habremos de pensar que los clérigos en realidad impiden que se vote a ninguno de los dos partidos mayoritarios, puesto que no me veo a un hipotético Rajoy en el poder liquidándose de un plumazo el aborto y el matrimonio homosexual, por ejemplo. Lo más que se atrevería a hacer sería cambiar algún que otro detalle, o modificar la nomenclatura. Y, desde luego, el PP habló en su momento con ETA, vaya si lo hizo.
Pero la especialidad de la Iglesia Católica es mirar para otro lado, cuando así conviene a sus intereses. Y en eso estamos.
Por favor, Presidente Zapatero: a ver si, en caso de que gane las elecciones, se piensa un poco el trato de privilegio que reciben estos agitadores, que lo de la otra mejilla se supone que les corresponde a ellos, y no a nosotros.